Yó, la infinita, insondable e inefable verdad te acuso de acoso sexual!
-Pero... su señoría, perdón... piedad, fue irresistible...
No hay piedad para el blasfemo!
-Por favor, póngase en mi lugar, solo un segundo, tal ves asi descubra el por qué lo hice...
Ya lo hice, y entiendo, mas no justifico, nada podría hacer que se justifique esa afrenta tan reprochable y llena de desaprobación no únicamente de mi parte sino de cualquiera que cuente con un poquito de razón, de sentido común...
-Lo siento mucho, lo sé y sé que soy culpable, solo quería... saborear un poco de certeza. De verdad.
Ya solo se escuchó la cuchilla deslizandose y cortando de un tajo cualquier mínima esperanza del imperdonable pecador.
-Pero... su señoría, perdón... piedad, fue irresistible...
No hay piedad para el blasfemo!
-Por favor, póngase en mi lugar, solo un segundo, tal ves asi descubra el por qué lo hice...
Ya lo hice, y entiendo, mas no justifico, nada podría hacer que se justifique esa afrenta tan reprochable y llena de desaprobación no únicamente de mi parte sino de cualquiera que cuente con un poquito de razón, de sentido común...
-Lo siento mucho, lo sé y sé que soy culpable, solo quería... saborear un poco de certeza. De verdad.
Ya solo se escuchó la cuchilla deslizandose y cortando de un tajo cualquier mínima esperanza del imperdonable pecador.
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