Jodidos Inc.

Lo que sueño...

Camisetas blancas con estampados de colores chillantes o pastel, pantalones entubados de mezclilla, la mayoría negros, chamarras de cuero, esas sí todas negras, cabellos largos y despeinados, unos rizados y otros lacios, neo-punk le llaman a ese estilo.

Estoy en la esquina de una de las calles de mi colonia con gente varia que desconozco, platicamos de banalidades y una de ellas que sí conozco, pues últimamente he salido con ella de repente se incomoda inexplicablemente. Llega a nuestro grupo un par de chicos saludando:

-Hola X-
La chica X voltea la cara como no queriendo verlos pero al escuchar su nombre responde con un movimiento de cabeza, por compromiso, sin articular palabras.
-Vámonos-
Le dice uno al otro mientras lo toma de la mano, nuestro grupo sigue platicando y yo me quedo observándolos como se alejan, al llegar a la esquina se detienen, se dan un beso en la boca y doblan en la esquina hasta perderse de mi vista.

Caminamos y la chica X se convierte en otra, otro rostro, más alta, otra tez, igual linda, nos acompaña un buen amigo, platicando llegamos a un puesto de comida callejera y antes de sentarnos nos intercepta en un carro negro, deportivo, muy fresa, un tipo de pelo lacio negro con finta de pimp, zoot suit, bigote recortado, piel morena y muchas alhajas, oro y plata. Mi amigo se acerca y empieza a platicar con él mientras la chica con la que ando me empieza a explicar que el hombre que nos interceptó es el narquito del barrio, que mejor no hacer negocios con él y que bla bla bla. Nuestro amigo se ha ido y decidimos cenar sin él mientras le explico a mi acompañante que no pasa nada, que le vamos a comprar y que no tiene por que haber problemas, todo esto sin lograr tranquilizarla, de repente, volteamos a contraesquina y llevan a nuestro amigo en un carrito de supermercado, aparentemente inconsciente por la golpiza que le propinaron lo traen como para demostrarnos que fue un error el siquiera tratar de cruzar palabras con ellos, mucho menos tratar de hacer negocios. Pensando en todo eso estoy mientras observo esupefacto como lo traen cuando al pasar un camión del transporte público arrojan el carrito y en cámara lenta veo como se destroza el vehículo mientras a mi amigo las llantas del camión le destrozan extremidades y visceras.

Repentinamente tómo conciencia de lo que esta pasando y córro hacia el tipo que arrojó el carrito, de un empellón lo tiro al suelo y empiezo a estrellar su cabeza con la banqueta hasta que ésta (la cabeza) se quebra y el tipo no ofrece más resistencia, entre tanto veo como el pachuco mal logrado saca una pistola automática y así, sin más, despierto.