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Tuesday, December 18, 2007


creo que necesito un buen chiste -.-

posted by Adrian
8:53 AM

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Thursday, December 13, 2007


Crónicas de cronopios y cornucopia II

PANAMA

-A ver, adivina de dónde soy-
-Mmm, no, no sé, mejol tú dime y ya-
-Atch, que aburrida, soy… de…-
-Mnh… de… Algentina?.. ah no! Ya, ya sé, de México!-
En eso, el mesero interrumpe con la botella de cerveza y el supuesto vaso de whisky “para dama” que por el simple hecho de llevar ese mote cuesta el triple que uno “para caballero”, todos sacan los billetes con prisa y pagan para deshacerse del mesero y continuar con lo que estaban haciendo, o sea, la plena y edificadora labor del cortejo.
-¡Gracia pana!- Responde el mesero al acto de recibir los billetes mientras cuenta los que le quedarán de propina.
En este país es muy complicado distinguir nacionalidades, la migración lograda gracias al canal y a los productos libres de impuestos permite que personas de todo tipo de nacionalidades (sobre todo latinos, por aquello de la barrera ideomática) vengan a hacerse de una nueva oportunidad para mejorar su vida, es asi que la gran cantidad de lugares de esparcimiento nocturno (bueno, esta bien, casinos y lupanares) esten plagados de una fauna por demás interesante.
-Ahola te toca a ti- dice la chica mientras extermina su copa de dos tragos.
-Hijoles! De aquí?
-No- y hace una mueca –Mmm, de Venezuela- dice el tipo queriendo quedar bien.
Ella sonríe y responde –Mno, pelo casi-
-Ash, me rindo, igual no importa- contesta mientras le soba el derriere y da un trago a su cerveza.
-De Lepública dominicana papi, ¿me invitas un tlago?-
-¿Pero cómo? Te acaban de traer uno mamacita, ¿ya te lo acabaste?-
-Es que tenía sed- y pone cara de inocencia –No viste que acabo de bailal, ¿te gustó?-
Sonriendo más por que ya esta borracho llama al mesero y le pide un Herrerano.
-No, de ese no, mejol otlo güi´qui, ¿puedo?-
-Mmm, es que no sé si ya nos vamos, vengo con mis amigos, mejor espérame- Contesta el tipo mientras su mano se mantiene firme en la acción de masajear las nalgas de la mulata antes de que la respuesta inevitable impida continuar con tan entretenida actividad, hasta que…
-Bueno mi amol, tu sabes que no puedo estal contigo si no me invitas otra copa, déjame dal una vuleta y si te decides a invitalme o a algo más me llamas- Le da un beso, y se va.
-¡Pérame, pérame! Y si quiero algo más?..-
-Bueno papi, pala ilnos al cualto tienes que invitalme una botella de champán, yo pido ciento veinte pol una hola (obviamente dólares, americanos) y nos la vamos a pasal bien lico papito, vamos?
-Ayjajai… - traga saliva - ahm… no, pérame, es que creo que ya nos vamos…-
Y la que se va es ella.
El chico todo erizo, obviamente, paga su parte de la cuenta y abandona a sus amigos en el lugar para dirigirse a una zona llamada “el merca” donde se consigue de todo (y cuando digo todo, es TODO), y como es eso lo que esta buscando toma el primer taxi que pasa fuera del lugar. Llegan a “La Mayor”, el olor a semen-vómito-sudor-sangre-rancio-pinol le da un poco de asquito pero se acerca a una de las chicas con formas más femeninas del lugar y pregunta –¿Cuánto?- y para que no quede duda de cuánto qué, la abraza (¡qué valor!) -30 la media hora amor, los cuartos estan aquí arriba- y finalmente, sin más, responde –Vámonos-.

posted by Adrian
12:08 PM

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Friday, December 07, 2007


Crónicas de cronopios y cornucopia I
GUATEMALA

Resulta que la familia formada por Angelina Jolie y Brad Pitt no pueden tener hijos, por eso adoptan y adoptan posturas de preocupación al respecto pues su inquietud es grande. En uno de esos intentos desesperados por resolver la situación viajan a Guatemala pues les dijeron que los niños ahí son buenos, bonitos y baratos, adjetivos con los cuales quisiéramos todos hacernos de nuestras pertenencias (supongo… bueno, al menos yo sí) para lo cual rentan el primer charter que se les pone enfrente y viajan hasta centroamérica.
Llegan al… digamos… Marriot, donde la compra-venta de chiquillos disfrazada de adopción es lo in en cuanto a remesas entrantes al país se refiere (pura luminaria se encuentra en la cartera de clientes del lugar: los Beckham, Marcia Cross y las miles y miles de parejas lesbico-gay tipo Ellen Degeneres que pululan por toda la orbe) y se deciden por el primer cambujito que encuentran a precio de liquidación. Por la noche los lloriqueos (los del nene, no los de la pareja famosa) no dejan dormir a los inquilinos del hotel quienes salen poco a poco de sus habitaciones en busca de los causantes del desvelo colectivo, y qué se encuentran: Nada sorprendente, Brad Pitt saca brillo a sus zapatos con la… uhm… “máquina sacabrillo de zapatos” que se encuentra en el corredor del hotel mientras su esposa saca dolares de la cartera mientras ruega a una joven guatemalteca los acepte junto con el niño pues los lloriqueos incesantes impidieron que durmiera, y esto le provoca arrugas, y a ella obviamente no le gustan. A su esposo menos.
Al día siguiente, despues de quitarse un peso de encima, ven la ciudad con nuevos ojos (en sentido figurado, no que se hayan comprado otros, que en éste país podría pasar…) y se dan a la tarea de disfrutarla; desayunan en el buffet del hotel comida típica que a ellos les parece extrañísima: una especie de potaje negro hecha a base del alimento base de los mexicanos y manteca de cerdo, platanos fríos fritos en sólo dios sabe qué y masa en forma de nachos revuelta en una especie de gravy a base jitomate y otros ingredientes imposibles de identificar. Para la tarde deciden darse un baño de pueblo visitando el mercado central de artesanias en que compran y compran miles de curiosidades por sólo 10 dólares, él un par de peluches de pokemon, una flauta tallada a mano, un reproductor de mp3 marca coby y una pulsera para ella que compra por cierto nada para él; sin embargo sí un par de blusas de Rigoberta Menchú ¡a Rigoberta Menchú!, unos anillos de coco, una calcomanía que dice “GUATEMALA” y bajo esa palabra tiene un pajarraco del mismo nombre que la moneda nacional cuyo nombre no recuerdan y por último, en el último puesto del mercado Angelina tan voluble como siempre observa a un niño de aproximadamente tres años tejiendo pulseritas y se enamora de él. Acto seguido no lo compra (como al anterior) sino que lo confisca en nombre de la ONU y amnistia internacional y greenpeace y PETA y de toda asociación a la que pertenece y que su nombre le venga a la mente en ese momento. Ya feliz por adquirir su nuevo capricho bajan al siguiente nivel del mercado a comer entrañas de vaca frías acompañadas de col ácida, platillo del cual Brad sí recordará el nombre pues le sonó gracioso la manera de pronunciarlo: moun-don-gou (or something like that, jer jer, piensa). Acabando de comer se apresuran a volver al hotel pues tienen que arreglar sus maletas para tomar el primer vuelo del día siguiente a California, una nueva superproducción sobre los tratantes de blancas y la compraventa de esclavos contará con sus actuaciones en los roles principales y ya firmaron el contrato. Dirigirá Steven Soderbergh.
EL SALVADOR

Atravesando la maleza en su camión de redilas el teniente coronel se dirige con el noveno batallón de infanteria en la caja de atrás del vehículo, cual cargamento porcino (para que se léa menos feo), hacia el concierto masivo que se llevará a cabo en el estadio principal de la ciudad para cumplir la misión que le fue encomendada: “salvaguardar la seguridad del evento y del talento que en éste lugar se presentará”.
Dos horas y media manejando sobre una brecha de terraceria creada para partir en dos una selva imponente como la que sólo el Salvador podría ofrecer hacen arrepentirse al teniente coronel de haber aceptado a fuerzas su nuevo rango, aparte siempre le sonó extraño que el siguiente grado militar al de cabo fuese teniente coronel, pero bueno, lo único que consiguió despues de matar unas cuantas docenas de farabundistas rebeldes fue ese nuevo rango, y con él, la obligación de convertirse en el chofer oficial de todos los batallones hacia todas las misiones a las que estos se dirijan.
A las afueras, ya llegando a la ciudad y con un hambre atroz provocada por el calor y la tierra (¿?) se detienen en un puesto callejero de pupusas, compra cada soldado raso tres por un dólar y nuestro protagonista nueve por 25 colones de las cuales sólo logra comerse siete y dos mordidas de la octava. Llegan por fin al lugar despues de tres horas de camino bien comidos y bien enfadados por el tedioso (sin embargo visualmente estimulante) trayecto a cumplir con su inapelable encomienda.
Diez horas horas al sol esperando, en una ciudad donde la policia es sustituida por milicia y las mujeres bonitas por unas no tan agraciadas hacen de cualquier ciudad del mundo un lugar violento, por esto, no sorprende a nadie que llegada la hora del concierto la multitud iracunda derribe las vallas de seguridad con la misma facilidad con la que un toro hace volar a un cristiano durante la pamplonada (asi es, en Pamplona) para acercarse a su artista favorito y tomarle una foto con su celular o, si esta de suerte, arrancar un mechón de cabello con su mano. El teniente coronel parapetado en su camión observa como su batallón va menguando fuerzas frente al poder del pueblo comandado por unos cuantos maras que a base de palos, puños y escupitajos obligan la retirada de las fuerzas armadas hacia un ambiente menos hostil a la par del grupo musical que se pretendía presentar esa noche en el estadio más popular de la ciudad.
Una hora más tarde en un puesto de tacos cercano al campo de batalla, mientras el teniente coronel cuenta las bajas que ha tenido su batallón y se zampa una orden de asada, los integrantes del grupo llegan frustrados al local y piden de cenar; el cantante dos de lengua, el guitarrista uno con queso y chorizo y el baterista tres de asada. El teniente coronel que tiene oído de tísico alcanzó a escucharles entre mordida y mordida entre otras cosas: “deme otro de asada”, “no mames wey, por eso no me gusta venir para aca, puro feo…”, “una coca por favor”, “estaban bien chingones los tatuajes de ese mara…” “¡poca madre! dos rolas y nos pagan el show completo”… Mientras, él regaña a sus hombres por acobardarse y no poder controlar a unos cuantos miles de maras cuando el pudo solito y sin fusil acabar con toda una guerrilla, y que gracias a eso y no a sus habilidades de cafre se ganó el rango de chofer del batallón, digo, teniente coronel y bla bla bla. De pronto ambos grupos se quedan en silencio cuando la televisión del local proyecta las noticias: “…y en otras noticias, otro concierto que se ofrecería hoy en el estadio fue cancelado nuevamente por…”.

posted by Adrian
11:33 AM

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